martes, 26 de febrero de 2008

II Cine Forum Sábado 1 de marzo

La Noche Americana
Pigamlíon: kito

Os paso el comentario de kito de la Noche Americana:

LA NOCHE AMERICANA (F. Truffaut _1973).
(o: “Dígale que hablo inglés, pero que no lo entiendo”).

(Nota: El título original “La nuit Américaine” es una técnica de cine que consiste en rodar de día haciendo parecer que es de noche. La traducción americana del título fue “Day For Night”).

Como Paul Auster en sus libros de protagonistas escritores, Truffaut hace una película del cine desde el cine, con personas y con personajes. Carga toda la realidad del proyecto en un discurso cargado de pasión. O como el propio Ferrand/Truffaut dice, empieza soñando una obra maestra para pasar a ver cómo consigue terminar la película.

En ese juego entre la realidad, la ficción, y las realidades fingidas, se impone con rotundidad la realidad (aunque no deja de ser una realidad ficticia…). Y son los elementos propios del cine los que acentúan esa distinción entre realidad y ficción (“consígame un gato que sepa actuar”), con los avances y retrocesos de los visionados, y las continuas repeticiones de las diferentes escenas.

Es una película que habla sobre un proceso, no sobre el resultado. No entra en valoraciones del ser vs. parecer, ni la ética vs. la estética. Habla del tiempo y no de las consecuencias. Durante el rodaje de la película, como si fuese la vida misma, se van superando las pequeñas contingencias, sin perder de vista el fin último trascendente (“no dejaría una película por un hombre, pero sí a un hombre por una película”). Truffaut, más que mostrarnos cómo se rueda una película, nos da un ejemplo de cómo dirigir un proceso que engloba a mucha gente, con diferentes intereses, y los ordena, valorándolos en su justa medida (dándoles respuesta, o no). Nos enseña que no existe el sueño de los toreros -el toro perfecto- si no que uno mismo es responsable, a través de sus decisiones, de su vida y de su trabajo.

Las cosas que pueda contar no mejoran o desmejoran su proyecto; no se puede acusar a Truffaut de revelar de dónde salen los conejos del sombrero del mago, porque al fin y al cabo las películas son una forma de contar historias, y como dice el director, “se pueden hacer películas con cualquier cosa”.

Esa realidad del cine se mueve entre la “fábrica de sueños” y la pura técnica (ya el título de la película habla sobre las cuestiones técnicas y la simulación al mismo tiempo); en esa dicotomía entre “las películas son más armoniosas que la vida” y “la vida es más importante que el cine”, es donde nos emplaza a posicionarnos.